British Primavera

Un mexicano intenta responder a la pregunta de por qué había tanta gente británica en el Primavera Sound de 2022 en Barcelona.

“All we ever wanted was everything

All we ever got was cold”

— Bauhaus

*You can read an English version of this post here.*

Eran cuatro, tres güeyes y una chica. Los hombres, a la mitad de la década de sus veinte, yo diría, portaban el prototípico atuendo de lo que llaman el guiri1 en España. Al menos cuando hace calor, esto suele consistir en zapatillas blancas, if you will, una camiseta, y una bandolera cruzando el torso. La chica tenía un vestido que parecía una camisa de béisbol muy larga. Creo que este fue el primer grupo de británicos que vi yendo al Primavera Sound de 2022 en Barcelona. Estaba esperando el tranvía que me llevaría a Parc del Fórum, solito, y ellos fueron las primeras personas en unírseme en la plataforma. No tenía idea de que en el festival iba a haber cientos de miles más, vestidos exactamente así, queriendo hacer más o menos lo mismo. 

Lo mismo es ir a beber al aire libre y ver bandas y actos primordialmente del mundo anglosajón. Entonces, al estar parado en medio de la multitud en Tame Impala y notar que casi todos a mí alrededor parecían ser británicos, con la minoría más grande siendo irlandeses, escoceses, estadounidenses, e incluso algunos australianos, y la minoría más pequeña siendo hablantes de lenguas romances; estaba muy confundido. Ahí estaba yo en mi primer festival en España, habiendo llegado de México solo tres meses antes, y por lo general, estaba hablando en inglés. Cada vez que alguien chocaba conmigo, su disculpa era “sorry!”. Cada vez que alguien me pedía fuego, la frase era “got a light?2. Casi toda la gente que escuchaba o con la que hablé brevemente era anglófona. Llegó al punto en el que, cuando iba a una barra, no estaba seguro de qué idioma utilizar.3 

Ahora, admito que esto es una generalización que bien se puede deber a mi ‘ruta’ particular del Primavera Sound, y por eso comparto dicha ruta a continuación para la mayor transparencia: 

Jueves 2 de junio: 

  • 22:55-00:25: Tame Impala – Escenario Estrella Damm
  • 00:40-2:20: Pavement – Escenario Pull & Bear
  • 2:15-3:05: black midi – Escenario Plenitude 
  • 3:15-4:25: Dj Shadow – Escenario Cupra 

Viernes 3 de junio: 

  • 18:45 – 19:35: Manel – Escenario Pull & Bear
  • 20:05 – 21:05h: Fontaines D.C. – Escenario Estrella Damm
  • 22:35 – 23:25h: Parquet Courts – Escenario Plenitude
  • 23:00-00:00h – Warpaint – Escenario Binance 
  • 01:10 – 02:20h: King Gizzard & The Lizard Wizard – Escenario Binance 

Sábado 4 de junio: *para este día no apunté las horas y escenarios por que solo improvisé la ruta 

  • Caroline Polacheck 
  • Bauhaus
  • IDLES
  • DIIV
  • Beach House 

Con la excepción de Manel, cada una de esas bandas proviene de uno de los siguientes países: 

  • Estados Unidos
  • Inglaterra
  • Australia
  • Irlanda 

Es posible que sea solo mi percepción, pues de esos países, solo he pasado un buen tiempo (y visto más de una ciudad) en Estados Unidos. Pero, suelo ver con frecuencia los anuncios de tour de estas y otras bandas similares, por lo que creo que no es del todo exagerado decir que ver a cualquiera de estos actos es mucho más sencillo en esos lugares que en países no anglófonos.

No sólo puedes verlas en alguna de las decenas de festivales similares (Glastonbury, Lollapalooza, Reading), si no que suelen ir de gira seguido en esos sitios, en más ciudades. Tiene sentido porque son culturas similares, con una lengua en común, lo cual se traduce a más potencial de audiencia que una vez que salen de ese mundo.

Asumiendo eso, y enfatizo que es, en gran medida, asumiendo, no pude evitar preguntarme; ¿qué hace tanta gente británica viniendo a Barcelona para ver a esas bandas que podrían ver tan fácilmente cerca de casa? No que no los quiera aquí. Estuve y estaré encantado de corear con ellos las canciones de esos grupos que tanto admiro. 

Uno de mis recuerdos favoritos del festival fue meterme al mosh pit durante Fontaines DC y corear Boys in The Better Land, a momentos abrazado, a momentos empujando, a un montón de personas sudadas que en esos minutos bien pudieron haber sido mis mejores amigos, y quienes puedo asumir, por sus acentos y vestimenta, venían de algún lugar del Reino Unido.

Ese momento en particular se sintió bien en parte porque se sintió como estar inmerso en una cultura distinta. No sentí que estuviera en Barcelona rodeado de catalanes, ni en una cantina rodeado de mexicanos, pero tampoco sentí que estuviera en Barcelona rodeado de personas del Reino Unido. Por un momento, me sentí como si estuviera en algún pub en lo más profundo de Irlanda rodeado de irlandeses que entre canciones coreaban “Fuck the Queen! Fuck the Queen!”4

Yo diría que eso es cierto de un sin número de festivales en todo el mundo. Quizás Primavera inventó la versión moderna de eso, quizás no. Pero lo que sí podría decir es que esta edición no fue una excepción de esa clase de ambición. Antes de Fontaines DC, en el escenario más próximo, estuvimos viendo tocar a Manel, que es algo como la banda de pop catalana por excelencia. Si buscas en google “banda de pop catalana”, al menos desde España, son el primer resultado. 

Dicho eso, no sentí que muchos de los británicos estuvieran ahí para ver a Manel. Más bien parecían estar esperando ver a Fontaines DC, y eso nos lleva a la pregunta original. Si ver a bandas como esa o King Gizzard es una oportunidad más común en el Reino Unido, y que son en su mayoría turistas y no inmigrantes, ¿por qué venir a Barcelona para hacer eso? Es una ciudad genial, sí, pero venir para estar en un festival, ¿no es un poco un desperdicio?

Pues, primero pensé que podría ser algo económico. La mayoría de la gente asume que España es más costeable que el Reino Unido. Pero, en este caso, resulta que el Primavera Sound es uno de los festivales más caros a los que puedes ir en Europa.

Tomemos como ejemplo a Glastonbury. En este festival, no hay versión VIP ni múltiples fines de semana (aunque eso es algo que Primavera solo hizo en esta última edición); entonces solo hay un tipo de boleto. Pagas £280 más £5 por el servicio. Según su página web en agosto de 2022, eso incluye la entrada al festival los cinco días (3,000 actos en más de 100 escenarios), cinco noches de camping, leña para fogatas, y apoyo a causas como Oxfam, Greenpeace y WaterAid.  

En el Primavera, un fin de semana cuesta €245 por la entrada normal o €450 por la VIP. Esto incluye los eventos que hacen en la ciudad y algo llamado “Brunch on the Beach” pero esto último tiene cupo limitado.

Entonces, Primavera puede ser más barato, pero también puede ser más costoso. Entonces ¿es la ciudad? Supongo que es una buena excusa. Ven por una semana, ve a un festival verguísima, pero también ve a la Sagrada Familia, disfruta del sol, toma cerveza más barata que en casa, prueba deliciosa comida española y conecta con un montón de gente de todo el mundo haciendo más o menos lo mismo

Suena lindo, especialmente si consideras lo que gana el británico festivalero promedio comparado con el español. El salario medio anual en Londres, por ejemplo, es de £39,716, o como €49,969. El de Barcelona, solo por comparar la ciudad más cara de ambas economías, es de €27,483. También podríamos comparar por desempleo, o lo que llaman “la fuga de cerebros”, pero sería un poco salirnos del tema.

Saliendo de lo meramente económico, está la consideración del clima. Glastonbury, por seguir con esa comparación, es notorio por ser un enlodadero. En Barcelona, por ahí de junio, hace un clima de puta madre. Este es un fenómeno que The Guardian notó desde hace 9 años, recalcando que en 2013, las reservas para eventos en el extranjero “donde los fans pueden pagar menos para ver a las mismas bandas” habían incrementado un 30%.   

Habiendo encontrado que la respuesta a por qué hay tantos británicos en el Primavera Sound es un tanto obvia si lo piensas, quisiera volver a recalcar que esto no es una queja más sobre los británicos en otras partes de Europa. Investigando un poco antes de escribir esto, encontré que muchos en lugares como Reddit se quejan del comportamiento de los británicos en el festival, y medios como Vice incluso han publicado cosas como “A Brit’s Guide to not being a bin at Primavera Sound5. Pese a eso, no tengo más que cosas buenas que decir de los pocos con los que interactué en el festival.

Viendo a King Gizzard, alguien me robó mi teléfono. Justo cuando la banda estaba por entrar a un breakdown, algún pedazo de mierda metió su mano a mi bolsillo cuando yo estaba lanzándome hacia el mosh pit. Traté de detenerlo con una mano y sentí cómo el teléfono se cayó, rebotó en mi pierna y terminó en el suelo. Inmediatamente después de esto, ya con el mosh pit a todo lo que daba, alguien me empujó. Traté de voltear hacia atrás y alguien me empujó de nuevo. Para cuando pude voltear hacia donde estaba, vi que era inútil. No podía distinguir nada entre el mar de gente, así que no sé de dónde era esta persona, o quien lo haya recogido. Lo que sí sé es que mientras mientras buscaba en el suelo en medio del mosh pit y el área desde la que me uní, un británico notó mi preocupación y me preguntó— everything all right, mate?— Cuando le expliqué lo que acababa de pasar, él y sus amigos buscaron un poco y me ayudaron a que la gente no pasara por donde buscaba, al menos por unos segundos. Cuando me rendí, di el teléfono por perdido, y opté mejor por ir a casa a cambiar todas mis contraseñas, le agradecí al muchacho y a sus amigos. Mientras me iba, el güey me dio una palmada en la espalda y me deseó suerte. 

Al día siguiente volví, con un teléfono nuevo, y mientras caía la noche vi a Bauhaus. Como no soy un gran fan y no quería meterme en la multitud, encontré una barda desde la cual el concierto se veía bastante bien y te podías sentar. La persona sentada a lado de mí resultó ser un británico como de 50 años, James. 

James estaba usando un traje negro y lentes oscuros pese a que ya era de noche. Estaba cantando todas las canciones y se sabía cada letra. Cuando acabó el concierto, supongo que no pudo evitar decir en voz alta— That was fucking great!—. Aunque bien sabía que no me lo dijo a mí, le dije que estaba de acuerdo. Platicamos un poco mientras la gente se iba y me dijo que había viajado en específico para ver a Bauhaus porque era la banda favorita de su mejor amigo, y su mejor amigo estaba muerto. No parecía muy triste al respecto; más bien feliz de hacer su especie de homenaje, ya que a diferencia de su amigo, él estaba vivo. Discutimos un poco el setlist y le dije que para mí faltó que tocaran All We Ever Wanted Was Everything. Al principio él no estaba seguro de cuál era, así que empezó a cantarla. Yo me uní, y cantamos la primera estrofa al unísono.

En retrospectiva, creo que es obvio que Primavera Sound está dirigido, en gran medida, a esta clase de público. Por supuesto que hay gente a la que no le parece que el 65% de los asistentes al evento sean extranjeros. ¿Eso lo vuelve inaccesible para un gran porcentaje de locales? Quizás. ¿Esos locales irían de todas formas si el precio fuera más bajo pero el cartel fuera el mismo? No lo sé. Y si el cartel cambiara para adaptarse al público local, ¿tendría el mismo peso internacional? ¿Sería eso todavía tan rentable para el festival? 

Ninguno de estos es Jaime.

Yo no puedo responder eso, pero eso me recuerda a otra de las personas que conocí en el festival, quien resultó ser un mexicano, Jaime. Él y sus amigos tenían boletos desde el 2020 y habían cruzado el Atlántico solo para esto. Platiqué un poco con Jaime cuando estaba solo esperando a que comenzara black midi por que sus amigos estaban cansados (eran las 3 de la mañana). Supe por esta breve conversación que vivía en la Ciudad de México y al menos entonces trabajaba en un call center. En parte por la pandemia, pudo comenzar a trabajar desde casa y eso le permitió hacer un viaje un poco más largo, trabajando en remoto en algo que sonaba como telecomunicaciones. Si nos volvemos a ir por el promedio, nos fijaríamos en el salario medio de un trabajador en un call center en la CDMX, en el ámbito de soporte técnico, y basándonos en datos de Indeed, podríamos inferir que Jaime debía ganar entre $57,600 y $128,000 MXN, o €2,832 – €6,291 al año, al menos cuando hizo su viaje.

No sé más de su situación, pero el contraste, aunque muy especulativo, lo encuentro brutal. Tampoco es una comparación del todo justa; si consideramos el costo de vida de México vs. el de Europa; pero también lo desigual que es mi país comparado a los otros dos. Quizás Jaime esté mucho más allá del promedio, quizás no. Sin embargo, lo traigo a tema por que hace más impresionante, para mí al menos, el hecho de él y sus amigos (con quienes pude hablar un par de veces más) pasándolo bomba en el festival , bebiendo Estrella y corriendo de un concierto a otro. De ellos, no escuché ninguna queja respecto a lo corporativo o lo internacional del evento o cuántos británicos había. Supongo, entonces, que para Jaime y sus amigos, ir al Primavera Sound valió la pena. Sabían lo que costaba y decidieron pagarlo. Para el lugar que los hospedó y los restaurantes donde comieron, imagino que esos euros convertidos de pesos mexicanos fueron bienvenidos también. 

*Todos los nombres de personas han sido alterados.

  1. Término usualmente peyorativo utilizado para referirse a turistas poco refinados y con malos modales, típicamente del Reino Unido pero aplicado con frecuencia a cualquier país del norte de Europa. No siempre es del todo un insulto pero no es positivo. A mi juicio y como alguien sólo recientemente introducido al término, “guiri” parece englobar una actitud general hacia los extranjeros de esas naciones un tanto desconcertante, de la que podemos hablar otro día.
  2. Supongo que era un blanco fácil ya que me estaba fumando un habano. Eventualmente aprendí que eso no es algo que la gente hace en el Primavera.
  3. Por razones que desconozco, casi todos los que atienden la barra en el Primavera son jóvenes portugueses. Pronto me di cuenta de que era más facil hablar con ellos en inglés que en español.
  4. Se traduciría a algo así como “que se joda la reina”. Aprovecho la nota al pie para decir que no estoy de acuerdo, por razones que podemos discutir otro día, y a ese canto preferí no unirme.
  5. “Bin” en jerga británica es algo así como un pendejo, un palurdo, una persona molesta.

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